Alemania y su teatro: entre la literatura y la política

El romanticismo

El movimiento Sturm und Drang (Tempestad y empuje) reagrupa en la corriente de los años setenta a toda una generación de románticos prestigiados, como Klinger, Schiller, Lenz (Los soldados) o Goethe. Este último, consejero del gran duque de Weimar, escribió para el teatro improvisaciones, mascaradas y comedias de magia, pero en sus dramas es donde encontramos mejor expresado el pensamiento de la época. En ellos alternan la exaltación y la desesperanza, y el lirismo invade un alma profundamente religiosa, que aspira a la más perfecta comunión con la naturaleza. Goethe toma del pensamiento antiguo y cristiano su aspiración a la armonía. En sus dos Fausto vemos al cielo y al infierno dialogar sobre la libertad o el bien y el mal, sentenciar sobre el destino humano, e intervenir a la gracia para redimir al hombre. El espíritu del mundo se ofrece a nuestra contemplación; resurgen de una Edad Media olvidada el conocimiento y los poderes mágicos. El amor se encamina a la divinidad.

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