Animales protegidos

Habitante de la tierra e integrante de la naturaleza, el hombre ha debido recurrir a la caza para alimentarse y vestirse; a talar los bosques para construir sus casas y a transformar determinados suelos en tierras cultivables. Por todo ello, el hombre modifica de hecho, continuamente, la naturaleza, extendiendo su territorio a medida que la población se incrementa. Las amenazas al medio ambiente se acentúan con el desarrollo de la agricultura y de la ganadería. Numerosos animales, obligados a abandonar su territorio, a menudo violado por el hombre, han debido adaptarse a la nueva situación; los que no lo consiguieron han perecido. A comienzos de nuestra Era, importantes modificaciones vinieron a agravar la situación de varias especies, entre ellas el búfalo, el elefante, el león y la pantera, que llegaron a desaparecer totalmente de Europa y Oriente Medio. Pero, a la vez que se producían estas acciones de despoblación forestal y de extermino de especies animales, algunos hombres se erigieron en defensores de la naturaleza, de la que dependía el resto de los seres vivos. Parece ser que incluso el hombre prehistórico tenía algún tipo de regulación respecto a la caza. Ya en la Edad del Hierro, hace más de 3.000 años, existían reservas de animales. Se sabe que los incas protegían a las vicuñas. También en Europa se tienen noticias de acciones de protección, aunque limitadas a especies aisladas en peligro y raramente al conjunto de la naturaleza. Por ejemplo, en Francia, en el s. XV, se efectuaron repoblaciones de jabalíes; y más tarde, en el s. XVI, se hicieron algunos esfuerzos para limitar la desaparición del íbice o cabra montés en la zona de los Alpes.