Hábil estratega, dispone de dos técnicas: caza abierta y directa, o al acecho. En el primer caso, se dirige lenta y abiertamente hacia un rebaño. Cuando se encuentra a unos 75 m aproximadamente, las hembras comienzan a alarmarse, pero los machos que vigilan el territorio le dejan aproximarse hasta unos 45 m antes de huir. Es entonces cuando el guepardo carga a toda velocidad contra la víctima que ha elegido. Si atrapa a su presa al cabo de unos instantes, la devorará; en caso contrario, prefiere abandonar la persecución. En el segundo caso, se arrastra cuidadosamente hacia el rebaño. Escoge en esos momentos su presa y se abalanza sobre ella antes de que tenga tiempo de notar su presencia. Un guepardo hambriento es capaz de devorar a una gacela en una o dos horas. Los restos quedan para los chacales y los buitres.
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