Comedias de costumbres y dramas burgueses en el siglo XVIII

La religión del espectáculo

Nadie escapaba a la pasión por el teatro, desde el público más popular al más encopetado; ya se tratara de tablados de feria, o de las últimas innovaciones de la nueva sala de la Comédie Française. Si París. no contaba más que con dos escenarios permanentes en 1700, en 1774 sobrepasará los diez ¡y tendrá cincuenta y uno en 1791! La evolución de las costumbres y de las ideas reconoce al espectáculo la doble misión de educación y diversión. Todas las capitales de provincia se dotan de modernas salas, en las que a menudo se representa el último grito del repertorio, como vimos anteriormente que había ocurrido en España durante el Siglo de Oro. Pero el teatro está en todas partes: en colegios, en el ejército y, predominantemente, en las mansiones de aristócratas y financieros, de burgueses ilustrados y mujeres de mundo.

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