Cuando surgieron los océanos

La formación de la corteza oceánica

La hendidura longitudinal que corta la cresta de las cordilleras dorsales es el foco de formación de un nuevo suelo oceánico: los labios de esta grieta axial se abren por efecto del empuje del basalto que asciende del manto. A causa de este volcanismo activo que aporta incesantemente nuevos materiales que desplazan a los más antiguos, los océanos están en perpetuo ensanchamiento. El estudio de este fenómeno ha permitido comprobar que los fondos oceánicos están en expansión permanente: de hecho, son «jóvenes» cerca de las cordilleras dorsales v se vuelven cada vez más viejos a medida que se acerca uno a los bordes de los oceános. Así lo confirman las mediciones de la edad y el espesor de los sedimentos que recubren los fondos oceánicos. En conjunto, las capas de sedimentos son asombrosamente delgadas y bastarían de cien a doscientos millones de años para obtener por sedimentación los espesores observados, cuando la historia de los continentes y los océanos ha comenzado hace tres mil millones de años por lo menos. Sin embargo, el suelo oceánico no puede extenderse indefinidamente, ya que la superficie de la Tierra permanece constante. Así pues, al tiempo que hay zonas de creación de la corteza oceánica hay también otras zonas de destrucción. La corteza se hunde y desaparece en el manto, donde se funde con el material del que había surgido. Estas zonas se llaman de succión, y este fenómeno explica la ausencia en toda la superficie del globo de cortezas oceánicas cuya edad sobrepase los doscientos millones de años.

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