Del perezoso a la cebra

Los mamíferos que caminan sobre la punta de sus dedos o de sus uñas se llaman artiodáctilos. Casi todos los animales provistos de cuernos (salvo los rinocerontes) forman parte de este grupo, en cuyo seno se distinguen los rumiantes y los no rumiantes. Los rumiantes son herbívoros que deben su nombre a su manera de digerir. Camellos y llamas forman parte de ellos. Existen 2 especies de llamas: el guanaco y la vicuña, cuyo cruce da el género alpaca, de pelaje muy cotizado. Después están los ciervos, los corzos, los renos y los alces, que poseen formaciones óseas llamadas cuernas. Perecederas, indican, por otra parte, la edad del animal. Los renos son migradores. Viven todavía en Noruega, en Laponia y en Siberia. Sus cuernas se desarrollan tanto en la hembra como en el macho. Los ciervos viven en manadas. Sus hembras forman harenes dominados por un solo macho. El corzo es monógamo. Perteneciente al mismo grupo, el almizclero de Asia está desprovisto de cuernos. Su principal característica es una secreción de sebo oloroso: el almizcle. Son también artiodáctilos rumiantes: los animales provistos de cuernos, o bóvidos, y los jiráfidos. Entre los bóvidos se cuentan el toro, el búfalo, el bisonte europeo y el americano. El uro, que formaba también parte de ellos, se ha extinguido. El bisonte americano, después de haber sido objeto de gigantescas masacres, no vive ya más que en reservas. Se añaden, por otro lado, los ovinos, los caprinos y los antílopes. Los jiráfidos comprenden la jirafa y el okapi. Los suiformes, artiodáctilos no rumiantes, reagrupan a los porcinos (cerdo doméstico y jabalí), los hipopótamos y los pécaris. Su piel es espesa y dotada generalmente de cerdas. El pécari dispone, cerca de la cola, de una glándula que segrega un producto que el animal utiliza para su defensa.