El barroco: la escultura es como la ópera

¿Un arte popular?

El arte, destinado a propagar la fe y a convencer de la legitimidad del cristianismo romano, se puso al servicio de un ritual fastuoso en el que la devoción popular podía expresarse en un marco diferente al cotidiano. La iconografía adquirio más esplendor: la pléyade de mártires recién canonizados intensificó el triunfalismo del catolicismo; el himno al dolor, fuente de energía recíproca que prepara para la accesis a las beatitudes celestes, se convierte en un instrumento de persuasión de las órdenes misioneras, como los jesuítas. La Península Ibérica y los países de Iberoamérica hicieron del barroco un arte expresionista, vinculando el misticismo u la histeria de las gentes.

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