El futuro de la astronomía: la revolución espacial

Instrumentos fuera de la atmósfera

La atmósfera terrestre es un filtro que no deja llegar hasta nosotros más que las ondas electromagnéticas situadas en dos estrechos campos de frecuencias: el de la luz visible, explotada desde hace siglos por los astrónomos, y el de las irradiaciones hiperfrecuencias (o, al menos, de una parte de ellas), utilizadas desde la terminación de la segunda guerra mundial por los radioastrónomos. Pero los fenómenos astronómicos se traducen por emisiones en unas gamas de frecuencias absorbidas por la atmósfera terrestre: irradiaciones infrarroja y ultravioleta, rayos X y gamma, ondas radioeléctricas de baja frecuencia. El único medio de liberarse de esta limitación es el de colocar unos instrumentos astronómicos en el espacio fuera de los límites de la atmósfera terrestre. Su acti vidad ha comenzado, realmente, durante los años setenta, con el lanzamiento de numerosos satélites astronómicos, esencialmente destinados al registro de los rayos ultravioleta, X o gamma emitidos por los objetos celestes. Así nació toda una nueva rama de la astronomía: la astronomía de las altas energías, así llamada porque los fotones ultravioleta, X o gamma transportan mucha más energía que los fotones de la luz visible.

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