La más conocida es la solar, que difunde sobre la Tierra cerca de 200.000 millones de megavatios anualmente (un país grande y desarrollado, como Francia consume 200.000 megavatios al año). No se trata, evidentemente, de utilizar toda esta energía, sino de captarla en pequeñas unidades muy descentralizadas cerca de los centros de consumo colectivos (pueblos, fábricas) e incluso individuales (casas solares). La búsqueda de la energía puede realizarse, asimismo, en otros frentes ecológicos: utilización de la energía de los mares (fábricas maremotrices e instalaciones que utilicen el gradiente térmico), control del viento (energía eólica) y extracción del calor del subsuelo (energía geotérmica).
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