El gótico internacional: el advenimiento de la pintura profana

En una Europa torturada por las epidemias y las guerras, los Estados principescos se refuerzan en el transcurso del s.XIV. Un sistema fiscal eficaz llena las arcas del príncipe, mientras los cambios producidos en la economía agraria empobrecen a las grandes comunidades religiosas que vivían de los productos de la tierra (monasterios, capítulos). Las grandes empresas artísticas tendrán en adelante como promotor a un individuo, el príncipe, que les impondrá su marca. Las obras de arte que ofrece a las iglesias llevan sus armas y su retrato. Al mismo tiempo, con el deseo de acumular un «tesoro» personal, el señor preferirá los manuscritos con pinturas y los cuadros de caballete que pueda llevar consigo con facilidad, de uno a otro lugar de residencia.