El pájaro, señor del cielo

Los antepasados de las aves hay que buscarlos entre los reptiles, quizá entre los cocodrilos y, más probablemente, entre los pequeños reptiles triásícos, bípedos e ineptos para el vuelo. En 1861 se descubrió, en Baviera, en sedimentos de finales del Jurásico, el archaeopteryx, que fue descrito del siguiente modo: «nuevo reptil, según todas las apariencias, provisto de plumas de pájaro». Poco después se sacó a la luz del día otra criatura singular, provista de cola y alas emplumadas: el archaeornis. Ambos se parecían, ciertamente, a dinosaurios bípedos provistos de dientes, pero tenían plumas en lugar de escamas y poseían alas. Debía tratarse de volátiles muy desmañados, capaces de volar únicamente sobre cortas distancias, y que acostumbraban engancharse a las ramas cabeza abajo, de una manera parecida a los murciélagos.