En el principio fue el mito

Casi todas las formas orales de la literatura están ligadas a la religión. Ciertamente que muchos géneros se hicieron profanos: fábulas, adivinanzas, canciones de amor, baladas, genealogías o cuentos. He aquí, por ejemplo, un proverbio africano: «Aquel a quien guste decir la verdad debe tener un caballo para huir.» Pero, a menudo, los personajes de los cuentos, o de las fábulas de animales, no son otros que antiguos dioses «secularizados». La historia de Pulgarcito nos traslada a un escenario iniciático: unas criaturas abandonad, en el bosque y amenazadas por el ancestro ítico, el ogro… Una buena parte de estas producciones orales, reconocida como profana, permanece relacionada con lo sagrado: plegarias, fórmulas mágicas, cantos funerarios, leyendas, mitos.