En la antesala de la vida

14/09/2015 2.153 Palabras

El embrión, un esbozo de ser humano La primera división del huevo tiene lugar unas 30 horas después del momento de la fecundación. Dicha división produce dos células o blastómeros, que se dividen a su vez para producir, 12 horas después, cuatro nuevas células. Las divisiones se suceden rápidamente hasta formar un agregado de células pequeñas que recibe el nombre de mórula. A los tres días de la fecundación, la mórula penetra en la cavidad uterina. La mórula se ahueca hasta convertirse en un blastocisto compuesto por un conjunto de células y una cavidad, todo ello envuelto en un soporte celular: el trofoblasto. Una vez implantado en la mucosa uterina, el embrión continúa su desarrollo y llega a una nueva fase de su desarrollo: la gástrula. A partir de este momento se pueden distinguir tres capas embrionarias diferentes: el ectoblasto, que originará el ectodermo (que comprende la piel y el sistema nervioso); el endoblasto, que dará lugar al endodermo (que constituirá, fundamentalmente, el aparato digestivo); y otra serie de células que darán lugar al mesodermo (que constituirá los músculos). Al mismo tiempo, los futuros componentes del embrión se sitúan en su lugar; el más importante de dichos componentes es el amnios, que contiene un líquido —líquido amniótico— en el que flota el embrión. Poco a poco, este embrión va tomando una forma cada vez más «animal». Una serie de órganos se van esbozando y tomando formas cada vez más precisas. A partir de la quinta semana, el embrión, que tiene ya un aspecto netamente humano, pasa a denominarse feto. Del esbozo a la formación definitiva

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