Física nuclear

Nuestro conocimiento de la estructura de la materia ha sido elaborado en la primera mitad del siglo XX, cuando los físicos pudieron interpretar los mensajes que, bajo diversas formas, nos envía la materia. Hemos visto como Bohr y Sommerfeld interpretaron el mensaje de las rayas espectrales y propusieron un modelo de átomo en el que cada nivel de energía se caracteriza por una cierta distribución dinámica de los electrones. Este modelo cuántico lo hemos encontrado de nuevo como una consecuencia de la ecuación de Schrödinger. Los mensajes que nos dirigen los núcleos del átomo –el efecto de radiactividad: emisión de electrones, de partículas alfa (núcleo de átomo de helio), de rayos gamma, fisión nuclear, etc.– se fueron recogiendo desde 1896, año memorable del descubrimiento de la radiactividad natural por Henri Becquerel. A estos mensajes espontáneos, relativamente raros y emitidos por ciertos núcleos solamente, se han añadido los mensajes provocados, obtenidos por la radiactividad artificial en los grandes dispositivos acelerados de partículas construidos a partir de la invención del ciclotrón por Lawrence, en 1931.