Todos los seres vivos, son capaces de formar otros individuos semejantes a ellos mismos. Esta característica fundamental, se basa en el hecho de que durante la reproducción sexual se forman unas células sexuales especiales, llamadas gametos, que al fusionarse van a dar lugar a otro nuevo ser. A través de estas células reproductoras, los padres transmiten a los hijos una serie de caracteres, que harán que los descendientes se parezcan mucho a sus antecesores. Este proceso es denominado «herencia biológica» y es estudiado por una parte de la Biología llamada Genética.
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