La cartografía antigua

Unas tablillas de 2.500 años a. C.

Los más antiguos mapas conservados en el Museo Británico son unas tablillas de arcilla babilónicas que datan del 2500 a. C. y que representan un mundo circular cuyo centro era Babilonia. En el 331 a. C, Babilonia fue conquistada por Alejandro Magno y la cartografía adquirió un nuevo impulso con el período helenístico, cuando se elaboraron las teorías sobre la forma de la Tierra y se amplió el mundo conocido (Asiria, Armenia, parte de la costa oriental de Africa, el suroeste de Inglaterra y, quizá, incluso Islandia). Hacia el 220 a. C., Eratóstenes establece un mapa general del mundo griego que durante mucho tiempo fue la única base de la geografía y que hacía figurar ya los paralelos. A mediados del S. II a. C, Tolomeo, geógrafo y astrónomo a la vez, hizo la síntesis de los conocimientos de su época y nos legó las coordenadas geográficas (latitud y longitud) de 8.000 lugares, así como un método para la elaboración de mapas. Los romanos no hicieron progresar la cartografía científica. Preocupados tan sólo de lo utilitario, concentraron sus esfuerzos en la elaboración de itinerarios en que se marcaba la ubicación de las grandes ciudades.

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