La China de los Ming: despotismo y ortodoxia

La pacificación

Para sacar al país de la ruina que le había supuesto la guerra y la dominación de los mongoles, los primeros Ming hicieron un enorme esfuerzo para fomentar el aumento de nacimientos, la extensión de los regadíos y la repoblación forestal: bajo el reinado de Hung-wu se plantaron cerca de mil millones de árboles. El catastro general (una serie de registros acompañados de mapas en forma de escamas de pez) se terminó en 1387. Por otra parte, los Ming no descuidaron en absoluto la protección de su país. El emperador Yung Lo (1403-1424) dirigió personalmente cinco expediciones a Mongolia e hizo restaurar la Gran Muralla. Pekín, al estar más cerca de la frontera norte que Nankin, pasó a ser la capital del país. La nueva urbe, con sus tres recintos que aislaban los barrios de viviendas, la Ciudad imperial de los funcionarios y la Ciudad prohibida del emperador, simbolizaba las barreras que separaban a los dirigentes del pueblo.

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