Las sepulturas Las tumbas más antiguas datan del hombre de Neandertal. En Shanidar (Irak), hace 60.000 años, tuvo lugar un enterramiento en el que se colocó al muerto sobre un lecho de anémonas y malvarrosas. Este difunto, y los del monte Carmelo, de La Chapelle-aux-Saints, de Monte Circeo, nos dan más información acerca del espíritu humano que muchos utensilios de sílex. Después de haber quedado abandonados a los depredadores durante años, los muertos son, de repente, objeto de extraños cuidados: se les entierra en posición fetal, con los huesos pintados de ocre, rodeados de armas y de alimentos, y no parecen pertenecer a una prehistoria que tiende al progreso de la lógica y de la técnica.