La relatividad de Einstein

Para hacer comprender sus razonamientos, Einstein imagina unos investigadores que se mueven unos respecto de los otros intercambiando informaciones mediante señales luminosas muy breves. Admite que estas últimas gozan de una propiedad sorprendente: su velocidad no se combina con la del investigador que la mide, en la forma en que se suman, por ejemplo, la velocidad de una escalera mecánica y la del peatón que sube las escaleras de cuatro en cuatro. La velocidad de la luz es la misma para todos los investigadores; se dice que es invariante. Esta velocidad figura en las ecuaciones finales de Einstein. Su teoría hace de ella una velocidad límite que no puede sobrepasarse; se la señala generalmente con la letra "c". Pero la luz no goza de ningún privilegio particular-; otras muchas señales se propagan a la velocidad "c", por ejemplo, las ondas de gravitación.