La religión egipcia

«LOS MÁS RELIGIOSOS DE TODOS LOS HOMBRES…» (HERÓDOTO)

Las fuentes

La diosa Hathor coronada por sus símbolos tradicionales: el sol dentro de unos cuernos de vaca. Tumba de Pachedú, Tebas, XX dinastía.

Apenas existen monumentos o papiros egipcios que no se refieran a alguna creencia religiosa. Por esta razón, los testimonios en que podemos fundarnos para descubrir la religión egipcia son innumerables. Contrariamente a lo que pudiera imaginarse, tanta riqueza de documentos proporciona más inconvenientes que ventajas. Supongamos que dentro de 4 000 años un arqueólogo estudia la religión católica en España: encontrará, excavando el suelo, millares de exvotos, capillas dedicadas a diferentes santos, calvarios, imágenes piadosas, rocas veneradas, lugares de peregrinación, libros de hagiografía, etc., y tendrá que distinguir lo fundamental (el dogma) de lo accesorio (los distintos aspectos del culto, las variaciones locales, las supersticiones, etc.). Sus conocimientos serían mucho más claros si sólo conociese los textos fundamentales (la Biblia y sus comentarios oficiales) y los archivos de un obispado, por ejemplo.

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