La simbiosis entre el mundo bárbaro y el imperio romano. El nacimiento del feudalismo

Vista de una ciudad europea en construcción durante la Edad Media. Ilustración de Lluis Bargalló. Las ciudades estaban encerradas y protegidas por murallas y en muchos casos eran plazas militares. Antes de que, de nuevo, aparezcan otros invasores (normandos y árabes) en los siglos IX y X, en todos los territorios que había comprendido el Imperio romano de Occidente se produce una simbiosis entre «bárbaros» y romanos, potenciada por el cristianismo. La Iglesia católica –establecida oficialmente desde 313 (Edicto de Constantino)– es entonces una fuerza de progreso; entre el Imperio que se desmorona y la sangre nueva que traen los bárbaros, ha elegido rápidamente: conservar de Roma lo que esté de acuerdo con su misión y, en lo demás, entenderse con los recién llegados. Así va a nacer una nueva civilización europea, que dista mucho de tener el carácter salvaje y primitivo que precipitadamente se le atribuye a la vista de los escritos de algunos latinos nostálgicos...

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