La vanguardia o el teatro en busca de sí mismo

El happening, aparecido por los años cincuenta en los Estados Unidos, es una de las formas del espectáculo que más han contribuido a poner en duda los principios mismos del teatro. El compositor John Cage, el bailarín Merce Cunningham y el poeta Charles Olson han definido el happening como una justificada prolongación del arte pop. Está a punto de construirse un cuadro «vivo», en un espacio en que el «acontecimiento» reemplaza a la acción, donde las relaciones del hombre y las cosas se encaran desde un nuevo día. Se destruye la noción de tiempo, los participantes pueden desplazarse incluso de una ciudad a otra, ya que el espacio investido (estacionamiento, almacén) no es más que un pretexto para el estudio del «fenómeno humano», a partir de datos reales, pronto olvidados. La improvisación y lo incompleto del trabajo del grupo son de rigor, puesto que autorizan una participación más íntima de los espectadores.