Las civilizaciones precolombinas

Antes de la llegada de los españoles, se sucedieron las civilizaciones llamadas precolombinas, que en ocasiones se desbordaron sobre América Central, como en el caso de los mayas.

Períodos de la cultura Maya
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LOS MAYAS

A las tribus de cazadores nómadas que aparecen 15 000 a 20 000 años antes de la era cristiana, procedentes de América del Norte, siguen, en el IV milenio a. de J.C., las primeras poblaciones sedentarias que, hacia el año 1000 a. de J.C., cultivan el maíz y conocen el arte de los tejidos y de la cerámica. La primera civilización histórica, y también la más brillante, es la de los mayas, cuya zona de acción se extiende hasta América Central.

Sin duda, su historia comienza con la era cristiana, pero las dos fechas más antiguas que conocemos son 292 (estela de Tikal, en Guatemala) y 320 (placa de jade de la misma región; en el Museo de Leyden). Se distinguen dos grandes períodos:

– El antiguo imperio maya, del siglo IV al X (tradicionalmente, de 320 a 987). Más de cien ciudades fueron edificadas en el sur de México, en Guatemala y en Honduras. Se ha comparado su organización política con la de la Grecia clásica (ciudades-estado gobernadas por un jefe hereditario rodeado de un consejo de sacerdotes y de jefes; ligas entre esas ciudades). Los principales centros donde todavía quedan vestigios arqueológicos, algunos de ellos importantes, son los de Tikal, Palenque, Yaxchilán y Piedras Negras. En el siglo X, el antiguo imperio maya se desmorona y las ciudades son abandonadas. Las causas de esta ruina nos son desconocidas.

– El nuevo imperio maya se desarrolló en el norte de Yucatán, a partir del siglo X. En este renacimiento participan unos pueblos llegados del centro de México: los toltecas. Las grandes ciudades del nuevo imperio fueron Chichén Itzá, Uxmal y Mayapán, que durante dos siglos constituyeron la Liga de Mayapán. A partir de 1194, Mayapán, y después Chichén, dominan sucesivamente el país. Más tarde, en el siglo XV, las guerras civiles marcan el comienzo de una decadencia general. Es entonces cuando llegan los españoles. Éstos tuvieron en sus manos algunos manuscritos mayas (unos anales) que, desgraciadamente, el primer obispo de Mérida, fray Diego de Landa, hizo quemar en 1531.

• La escritura maya es de tipo jeroglífico. La encontramos en los muros de los templos y de los palacios, en las estelas conmemorativas y en tres manuscritos que escaparon a la destrucción de 1531. Todavía no ha sido descifrada, salvo en lo relativo a los números y a la medida del tiempo (sistema de numeración de base 20).

• La sociedad maya estaba muy jerarquizada. Los jefes locales (los caciques) procedían de la nobleza. Los sacerdotes (ankin) estaban encargados del culto, de la escritura, de las ciencias y de la adivinación. El pueblo y los esclavos (prisioneros y criminales) formaban las capas inferiores de la sociedad, dirigida por un jefe hereditario (halach uinic), los jefes locales (batab) y una clase de funcionarios (tupiles).

• La civilización maya es notable por su alto nivel cultural (el cómputo del tiempo supone una observación astronómica tan meticulosa como la de los antiguos babilonios) y por la calidad de su arte (arquitectura, pintura, escultura), representado principalmente por espléndidos templos y palacios edificados sobre plataformas a las que se llegaba por escaleras laterales (pirámides truncadas de Uxmal).

• La religión era naturalista y dualista (dioses benévolos y dioses malévolos). El creador del mundo es Hunab, y tiene por hijo a Itzamna, divinidad del día y de la noche, inventor de la escritura y del calendario, y cuyo culto es asociado al del Sol, Kinich–Ahau. Otras divinidades importantes: la divinidad de la lluvia Chaah), el dios del maíz, el dios del viento (Kukulkan, el dios de la guerra (Ek Chuah) y el dios de la muerte (Ah Puch). El culto comprendía determinadas ofrendas y un ritual muy estricto. Los sacrificios humanos no aparecen hasta el nuevo Imperio, en Yucatán.


México precolombino
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LOS AZTECAS

• En la altiplanicie mexicana se han encontrado vestigios de grandes civilizaciones que precedieron a la de los aztecas.

– De antes de la era cristiana, hallamos vestigios de ocupación humana en los parajes de Copilco y de Cuicuilco, así como en las orillas del lago Texcoco, en Zacatenco.

– Poco antes de la era cristiana y hasta el siglo X d. de J.C., se desarrolla la brillante civilización de Teotihuacán. de la que se han descubierto importantes vestigios (una ciudadela, la pirámide del Sol –60 metros de altura– y la de la Luna). El dios principal es Tlaloc, dios de la lluvia, representado al lado del dios Serpiente Emplumada (Quetzalcoatl), que encontramos de nuevo entre los toltecas.

Las tribus nahua, que forman el núcleo de la población de los toltecas, aparecen en el siglo X. Se sucedieron dos dinastías: la de Mixcoatl (hasta 999) y la de Matlaxochitl, que se mantiene hasta 1168 en Tula. Los toltecas desarrollaron la cultura del dios Serpiente Emplumada e introdujeron un sistema de cálculo y un calendario diferentes del de los mayas.

• Los aztecas (o mexica) son, entre los pueblos bárbaros, los llegados en último lugar. Fundaron varias ciudadesestado, que guerrearon unas con otras: Tenochtitlan (el actual México), Texcoco, Azcapotzalco, Culhuacán, Tlacopan, etc. Todas las tribus tenían en común la lengua de los toltecas (el náhuatl) y las costumbres esenciales. La principal de esas tribus, establecida en Tenochtitlan, iba a dominar toda la meseta mexicana y, con ello, a constituir el imperio azteca que hubo de combatir contra el invasor español.

– La historia de los aztecas es una conquista perpetua, cuyo punto de partida fue una alianza entre tres ciudades: Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan. Empieza verdaderamente en el siglo XIV (hacia 1370) y se adorna con los nombres de los grandes jefes aztecas: Moctezuma I (1440-1469), su hijo Axayacatl, Tizoc (muerto en 1486), Ahuitzotl, Moctezuma II (muerto en 1520, prisionero de los españoles), y el héroe de la resistencia a la invasión extranjera, Cuauhtemoc (ahorcado en 1523 o 1524).

– La sociedad azteca, gobernada por sacerdotes y militares, estaba sabiamente jerarquizada (sacerdotes, guerreros, agricultores, artesanos, mercaderes, siervos y esclavos). Cada clan desarrollaba una actividad especializada y tenía asignado un barrio determinado de la ciudad. La vida económica se basaba en el comercio (trueque) y en la agricultura: Tenochtitlan era un mercado famoso.

– La civilización de los aztecas es de un nivel cultural muy alto (arte, arquitectura, escritura jeroglífica, calendario original, cosmogonía). Su religión, fusión de diversas tradiciones preexistentes, se basa en una concepción dualista de la realidad. La humanidad tiene dos creadores, Tezcatlipoca y Quetzalcoatl. El dios tribal es el «colibrí hechicero» Huitzilopochtli. Pero, al lado de estas divinidades de primer rango, son adorados una multitud de dioses y de diosas, de acuerdo con un complejo ritual: el dios de las estrellas, el dios de la tierra, el del agua, el de la lluvia, el del pulque (bebida ceremonial), etc. Citemos en particular: Tlaloc (la lluvia), Chalchiuhtlicue, las divinidades macho y hembra del maíz (Cinteotl y Chicomecoatl), las de las flores (Xochipelli y Xochiquetzal), el dios de la primavera Xipe Totec («nuestro señor el Desollado»), etc. Todas estas divinidades tienen orígenes diversos: el recién llegado es Huitzilopochtli, dios del Sol y de la guerra, señor del mundo, a quien se inmolan ritualmente víctimas elegidas entre los prisioneros de guerra.

Templo de Tlaloc, dios de la lluvia, en Chichén Itzá (México) que fue uno de los centros del nuevo imperio maya. Tlaloc era una divinidad de origen nahua ante la que los aztecas sacrificaban niños.
La religión azteca se basó especialmente en los sacrificios humanos en honor a los dioses, pero éstos, sedientos de sangre, no se sentían satisfechos con la muerte de esclavos y prisioneros, sino que exigían a los sacerdotes que se mutilaran o hirieran para aplacar la ira divina con su propia sangre.

El sacrificio más famoso tenía lugar en honor de Tezcatlipoca: un joven, que representaba simbólicamente al dios y era venerado como tal durante un año, se unía a cuatro vírgenes y después era inmolado en un altar situado en la cúspide de la pirámide sagrada; sujeto por cuatro sacerdotes, un quinto sacerdote le abría el pecho, le arrancaba el corazón y se lo ofrecía a la divinidad.

LAS OTRAS CIVILIZACIONES MEXICANAS PRECOLOMBINAS

• En la costa atlántica de México se desarrollaron tres civilizaciones: la civilización de los olmecas (500-100 a. de J.C.) tenía indudablemente su centro en el estado actual de Tabasco (cultura gigantesca de La Venta); los totonecas (siglos V-II) ocuparon el estado de Veracruz (pirámide de El Tajín, cuyas caras tienen 365 nichos, uno para cada día del año); la civilización de los huaxtecas, próxima a la de los mayas, se desarrolló al norte de la de los totonecas.

• El sur de México albergó a los zapotecas (monte Albán, en el estado de Oaxaca) y después, en el siglo XV, a los mixtecas (que introdujeron en México el trabajo del oro).

• En el oeste y en el este de México florecieron las civilizaciones, todavía mal conocidas, de los antiguos tarascos (lago Pátzcuaro), de Colima y de Nayarit.

LOS INCAS

Imperio Inca
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Cuando Pizarro y sus gentes llegaron a Túmbez en 1527, descubrieron lo que luego se ha denominado el imperio inca. Esta civilización, que por aquel entonces ya contaba con tres siglos de existencia, había creado las estructuras agrarias del Perú (basadas en los ayllu), algunas de las cuales subsisten todavía.

¿Quiénes eran los incas?

Los más antiguos vestigios de habitación humana en el Perú se remontan al III milenio a. de J.C.; es decir, son extremadamente recientes. Hacia el año 1200 d. de J.C., se crea el imperio de los incas, del que la leyenda dice que vio la luz en el valle de Cuzco, su futura capital. Sabemos ahora que estos indios montañeses, llegados tardíamente a la región que más tarde se llamará Perú y Chile, sucedieron a otros pueblos cuyas huellas ha podido revelar la arqueología.

Los incas impusieron, poco a poco, su dominación a los pueblos que los precedieron (la palabra inca significa «jefe, soberano»). En el siglo XV, su imperio se extendía sobre más de un millón de kilómetros cuadrados y rebasaba los límites del actual Perú para englobar también, principalmente, los territorios del actual Ecuador.

Es conveniente señalar que, hasta el siglo XIX, se atribuía a los incas una gran antigüedad y que se les consideraba como el origen de todos los vestigios arqueológicos que pudieran encontrarse en el Perú y en Bolivia. Algunos incluso hacían remontar su origen a principios de la era cristiana. Por otra parte, los primeros observadores quedaron impresionados por el esplendor de la civilización de los incas: su arte, su arquitectura y sus instituciones se parecían a lo que ya conocían los historiadores del Viejo Mundo, a lo que se había descubierto en Egipto, en Mesopotamia y en Extremo Oriente. Los trabajos arqueológicos iniciados por el alemán Max Uhle, han permitido revisar todos los conceptos, más o menos fantásticos, que circulaban sobre la gran civilización precolombina:

– Los incas no aparecen hasta el siglo XIII de nuestra era; los datos propiamente históricos sólo se remontan al siglo XV (hacia 1438).

– El imperio inca sólo duró un siglo (hasta la conquista española), y constituyó una continuación de numerosos estados que se sucedieron en las regiones andinas y a lo largo de la costa occidental de América del Sur. Ha sido posible atribuir a estas sociedades indias preincaicas un número considerable de vestigios arqueológicos (en particular tumbas y monumentos funerarios). Herederos de una larga tradición que había acumulado las experiencias humanas y sociales, pero que quizás había agotado su dinamismo, los incas pudieron progresar con rapidez, sin que sea necesario recurrir a ningún tipo de influencia occidental o extremooriental para explicar el origen y el desarrollo de su civilización (aunque existan ciertas afinidades entre algunas instituciones de los incas y otras de China, de la India o de cualquier otro país de Extremo Oriente, no hay que ver en ello una relación directa; todas las hipótesis y teorías que han sido edificadas sobre posibles relaciones entre los incas y el Viejo Mundo, son puras fantasías).

Antes de los incas

• III y II milenios a. de J.C.: la región costera del país (especialmente la zona de Huaca Prieta, en la costa norte) alberga poblaciones de pescadores sedentarios que todavía ignoran el arte de la cerámica. Ésta no aparece hasta el año 1200 a. de J.C., aproximadamente, y el cultivo del maíz, importante elemento de la vida económica primitiva, no lo hace hasta los alrededores del año 800 a. de J.C.

• Entre el siglo VIII a. de J.C. y el siglo II d. de J.C. aparece una civilización muy evolucionada cuyos representantes saben construir edificaciones importantes. La ruina más famosa ha recibido el nombre de El Castillo: es una arquitectura en terrazas cuyos diferentes pisos están comunicados por rampas y escaleras, y cuyos lienzos de pared están decorados con representaciones estilizadas de felinos (el felino estilizado es una característica de esta civilización). Este período se denomina civilización de Chavín (del nombre de una localidad situada en el norte de la cordillera de los Andes). De ella se describen varios aspectos, cada uno de los cuales está caracterizado por el nombre de una localidad (Cupisnique, Paracas). Chavín era, sin duda, la capital de un pequeño estado teocrático que conocía el cultivo del maíz y la economía artesanal (tejidos, cerámica).

• Las civilizaciones que suceden a la de Chavín, a partir del siglo III d. de J.C., presentan una gran analogía con las precedentes, y, después de esta época, las comunidades rurales (en lengua inca: ayllu) dejan de ser las únicas que representan células humanas y económicas básicas. Se crea una auténtica civilización urbana, con sus palacios y sus templos, y un artesanado que, más tarde, se convertirá en industria entre los incas. Al mismo tiempo, la agricultura se enriquece con los trabajos realizados en las pendientes de las montañas para transformar éstas en bancales de cultivo. Las obras de regadío, extremadamente importantes, requieren para su ejecución y conservación un poder centralizado. Entre estas civilizaciones, la más importante es la de los mochica (de 300 a 800 d. de J.C., en el norte del Perú). Los principales vestigios mochicas son: los templos–pirámides (o huacas) del Sol y de la Luna, en Moche (la pirámide del Sol mide 23 m de altura), y tumbas en las que se han encontrado innumerables vasijas de cerámica, prodigiosamente decoradas y cuya forma –vasos con asas puente y de estribo– existía todavía en la época española. Hacia el año 1200 (la época de las Cruzadas en Europa), los mochicas son reemplazados por otro pueblo: los chimús. Es indudable que la sociedad chimú estaba más y mejor estructurada que la de los mochica. Parece ser que los chimús tenían una justicia severa en extremo, que condenaba a muerte a los ladrones, a las mujeres adúlteras y a las vírgenes impuras. Los reos de muerte eran empujados a un precipicio y sus cadáveres eran devorados por las aves de presa. Los chimús sabían trabajar el cobre, el oro, la plata y el bronce. Se ha descubierto un «tesoro chimú» cerca de Lambayeque: el tesoro de Illimo (vasos de oro y tres ídolos que seguramente representan al jefe Naymlap). La religión chimú era de carácter astrológico.

• A partir de 1200, llegaron los incas, que aprovecharon los progresos técnicos e institucionales de sus antecesores y establecieron el imperio cuyas características principales vamos a describir ahora.

Visión general del imperio inca

La originalidad de la civilización inca radica en el hecho de que superó a las precedentes por las dimensiones del territorio sobre el cual iba a desarrollarse y por la calidad de sus instituciones. Los incas encontraron un territorio ya ocupado. Por tanto, ellos lo colonizaron –antes que los españoles– y su método de colonización es muy interesante: muchas veces se apropiaron de las costumbres de los países vencidos y asimilaron los elementos positivos de las civilizaciones que habían llegado a dominar (fenómeno clásico en materia de conquista en la historia de las civilizaciones).

La historia de los incas corresponde a los reinados de «catorce emperadores». Los ocho primeros son más legendarios que históricos. He aquí la la lista: 1 – Manco Cápac I; 2 – Sinchi Roca; 3 – Lloque Yupanqui; 4 – Mayta Cápac; 5 – Cápac Yupanqui; 6 – Inca Roca; 7 – Yáhuar Huacac; 8 – Viracocha; 9 – Pachacutec Yupanqui (1438-1471); 10 – Túpac Yupanqui (1471-1493); 11 – Huayna Cápac (1493-1525); 12 – Huáscar (1525-1532); 13 – Atahualpa (1527-1532); 14 – Manco Cápac II (1533-1544).

Cuchillo ceremonial o tumi de oro laminado, engastado con turquesas, una de las piezas de mayor valor artístico de la cultura preincaica chimú. Se supone que representa al dios o señor principal de la región, con sus atributos jerárquicos y que algunos autores afirman que se trata del legendario caudillo Naym Lap.

Organización política y administrativa del imperio inca

El imperio inca estaba centralizado en extremo. A su cabeza, el inca (es decir, según el sentido original de la palabra, «el jefe») era un descendiente directo del Inti, el dios Sol, y participaba de su divinidad. El imperio sobre el cual reinaba estaba dividido en cuatro regiones, cada una de las cuales era dirigida por un apo (generalmente un hermano o un tío del inca). Las provincias tenían a su frente gobernadores de linaje imperial. Por último, ciertos dignatarios, llamados curacas, eran altos funcionarios o jerarcas religiosos y solían ser elegidos en el seno de las comunidades rurales (los ayllu).

Cada año, en el mes de mayo, los gobernadores y los curacas iban a Cuzco a rendir cuentas al inca de su actuación y de su administración. Como puede verse, la organización política del imperio se fundaba sobre un sistema de castas: el imperio era hereditario y el cargo de curaca también. Fuera de esta jerarquía oficial, en la que el hijo sucedía al padre, existían los orejones, un cuerpo de representantes del emperador (semejante al de los missi dominici de Carlomagno) cuya autoridad era temida con razón.

El inca era, a la vez, jefe civil, religioso y militar. Su papel y sus funciones pueden ser comparadas a las de un faraón egipcio (sin olvidar que no existió ninguna comunicación entre ambas civilizaciones).

Organización económica y social

La organización económica y social reflejaba estrechamente los principios teocráticos sobre los que estaba fundamentado el imperio inca. La actividad económica tenía que orientarse según los designios del inca, heredero del Sol.

• La base de la organización era la existencia de un «instituto de estadística» dirigido por un cuerpo de funcionarios especializados. Aún no existía un registro civil propiamente dicho y el funcionario encargado del censo (el quipu camáyoc) se limitaba por lo general a clasificar los habitantes en función de su edad aparente y de su aptitud para el trabajo. De este modo se consideraban diez clases de edad, y los incas estaban en situación de conocer las fuerzas humanas de que disponían para emprender sus obras públicas o sus expediciones militares.

Las imponentes ruinas incas de Machu Pichu, en Perú. La antigua ciudad inca, ubicada en los Andes centrales del Perú, a 2.800 m de altitud, es una muestra del aprovechamiento que los constructores incas supieron hacer del terreno. Fue urbanizada en zonas habitacionales agrupadas, construcciones para depósitos, plazas para ceremonias civiles y religiosas y lugares para el culto.Los incas organizaron un poderoso imperio.

• Las tierras estaban divididas en tres grupos. El primero de esos grupos era el más importante y estaba formado por las tierras pertenecientes al inca. El segundo, agrupaba todos los campos del dios Sol y el producto de sus tierras servía para el mantenimiento de una importante clase sacerdotal. El tercero estaba reservado al mantenimiento y a la subsistencia del pueblo (vemos así cómo se dibuja una división de la sociedad en nobleza, clero y tercer estado). No existía la propiedad privada, a excepción de algunas donaciones excepcionales realizadas por el inca y de las pocas cabañas, animales domésticos e instrumentos de trabajo que el pueblo estaba autorizado a poseer. Todo pertenecía al Estado, personificado por el inca (aquí también puede establecerse una comparación con el sistema del antiguo Egipto).

• La organización del trabajo era colectiva y se basaba en la prestación personal. Todo hombre casado quedaba sujeto a ella y debía participar en los trabajos colectivos. La tierra del inca era trabajada por las comunidades rurales. La cría de ganado (rebaños de llamas y de alpacas) tenía lugar en las altiplanicies. Los productos de los campos del inca y del dios Sol se almacenaban en vastos graneros, cercanos a vías de comunicación de gran importancia (los incas construyeron 20 000 km de caminos), y eran utilizados en caso de malas cosechas; también servían para el mantenimiento de los funcionarios, de los trabajadores y del ejército.

• La vida religiosa. La divinidad más importante es Inti (el Sol), antepasado de la dinastía. En Cuzco, los incas le erigieron un majestuoso templo, el Coricancha, a donde acudían numerosos peregrinos. En todas las regiones y las provincias conquistadas, se edificaron templos a la gloria del Sol. Los días de fiesta religiosa eran numerosos. Las más solemnes de estas fiestas se celebraban en septiembre. El pueblo procedía a la purificación ritual y alejaba con sus oraciones los males que podían abatirse sobre el país. En algunas ocasiones, se efectuaban sacrificios humanos, aunque sin llegar jamás a la amplitud que estos tuvieron en las civilizaciones azteca y maya.

Además de Inti, los incas adoraban a otras dos divinidades: Viracocha, el creador, e lllapa, el trueno y el dispensador de la lluvia. Numerosos templos estaban consagrados a este último dios, y las oraciones que se le dirigían eran sumamente fervorosas, en particular cuando la sequía se hacía amenazadora.

La muerte del imperio inca coincidió con la llegada de Pizarro. El conquistador aprovechó las disensiones armadas que reinaban entre los hermanastros Huáscar y Atahualpa, y logró, taimadamente, capturar al inca Atahualpa. Al quedar privado de su jefe y de la casta que lo administraba, el imperio se derrumbó de golpe. Más tarde se producirían en los Andes algunos intentos de restauración incaica, pero no tuvieron consecuencias.

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