Las Fuerzas interiores de la Tierra

En temas anteriores hemos hablado del interior de la Tierra, hemos visto de qué está formado, qué partes se distinguían y qué tamaño tenían. Pero ¿cómo se encuentran estas zonas? ¿En calma? ¿En actividad? Todos hemos sentido temblores de tierra alguna vez, todos hemos visto en el cine o en la televisión la erupción de un volcán^[1], pues bien, estos fenómenos son manifestaciones externas que nos indican que el interior del globo terrestre está en constante actividad. Si analizamos las áreas del globo en las que se producen algunos de estos fenómenos, observaremos un fenómeno interesante. En determinadas zonas del Planeta, se manifiestan dichas actividades en mucho mayor grado que en las restantes zonas. A las zonas que presentan una gran actividad se las denomina, zonas móviles. Por el contrario, las zonas en las que los movimientos de tierra y los volcanes se manifiestan poco se las denomina zonas estables. En las zonas estables, las fuerzas interiores se manifiestan como coladas basálticas estables, como la de Deccan (India) que se considera estable desde tiempo del postcámbrico, y también se manifiestan con pliegues o flexiones. Los movimientos característicos de las zonas estables son lentos y amplios, se les denomina movimientos «epirogénicos». Ejemplos típicos de zonas estables se encuentran en la Meseta del Colorado, así como en la cuenca del río Paraná. Las zonas móviles aparecen justamente en forma de cinturones o franjas alargadas, no muy anchas, los movimientos que se producen son verticales de gran extensión, estos movimientos van acompañados por plegamientos, transformaciones de rocas, formación de magmas en el interior, a todos estos movimientos se les denomina movimientos orogénicos. Los ejemplos de cinturones móviles más importantes los forman los sistemas circumpacíficos y el sistema alpino-hima-layo. Es importante hacer notar que la mayoría de los terremotos y volcanes, se manifiestan en dichos cinturones o en sus proximidades, lo que indica lo profundamente relacionados que están todos estos fenómenos interiores. Así, podríamos considerar para estudiar los cambios de la superficie terrestre cuatro agentes geológicos internos que serían: movimientos orogénicos^[2], movimientos epirogénicos^[3], volcanes y terremotos. A continuación vamos a pasar a estudiar cada uno de dichos cuatro agentes geológicos y los fenómenos que producen en la superficie terrestre.