Las migraciones son viajes necesarios

Múltiples observaciones han permitido reconstruir, en parte, la vida de las anguilas: se cree que el instinto viajero se despierta en ellas cuando llegan a la madurez sexual (seis años en los machos y doce en las hembras) y arriban al mar a través de riachuelos y ríos. En este momento empieza la parte más larga de su viaje: el trayecto hacia el mar de los Sargazos, sin comer nada durante el camino. Las aguas de este mar, situado en el golfo de México, son muy cálidas (16°C) y tienen un elevado contenido de sal, dos cualidades que conforman un medio apropiado para que nazcan y se desarrollen los alevines. Para los adultos, éste habrá sido un viaje sin retorno, ya que morirán todos y las larvas jóvenes harán solas el viaje de vuelta. Necesitarán más de tres años para atravesar el Atlántico de oeste a este, y, cuando lleguen a las riberas europeas, las pequeñas anguilas no serán todavía más que transparentes angulas de 7 cm como máximo. Tres años después, los nuevos adultos volverán a su lugar de nacimiento.