Los superregeneradores: hacia la superproducción

El uranio 238 se convierte en plutonio 239

La producción de una cantidad de combustible nuclear superior a la consumida no constituye un milagro tecnológico, sino, más sencillamente, una utilización razonable de los neutrones rápidos liberados cuando se rompe un núcleo de uranio 235, cuando «fisiona". El número de estos neutrones es de 2 ó 3: uno de ellos sirve, necesariamente, para el mantenimiento de la reacción en cadena, pues tiene que ir a chocar y hacer estallar otro núcleo fisionable. Pero subsisten uno o dos neutrones no utilizados, que serán enviados contra núcleos de uranio 238. ¿Qué pasa entonces? Los núcleos absorben los neutrones que chocan contra ellos, y se convierten en núcleos de plutonio 239. Pero el plutonio 239 es un material fisionable, exactamente igual que el uranio 235. Así, pues, al consumir uranio 235 se ha obtenido no solamente energía, sino también otro combustible nuclear. Es precisamente ese nuevo combustible el que podrá ser consumido, a su vez, en un reactor, transformando nuevas cantidades de uranio 238. El proceso puede, entonces, proseguir. En resumen: todo el uranio 238, o, dicho de otro modo, todo el uranio natural se transformará progresivamente en combustible nuclear y podrá producir energía. Es como si, con un golpe de varita mágica, se multiplicasen por más de 60 las reservas de uranio fisionable.

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