Los vastos espacios de la literatura rusa

En busca de un evangelio: Tolstoi

A partir de 1862, año de su matrimonio y de su instalación en su propiedad de Iasnaia Poliana, Lev Tolstoi dispone del tiempo necesario para llevar a buen puerto una novela monumental: Guerra y paz (1864-1869). El hilo de la intriga está constituido por la evocación y las relaciones de dos familias de la alta sociedad, los Rostov y los Bolkonski, bajo el reinado de Alejandro I. Pero la invasión napoleónica de 1812 constituye el tema central del libro. Al presentar a Napoleón como un comediante digno de lástima, Tolstoi combate la ilusión de que son los «grandes» hombres quienes hacen la historia. En realidad, según él, los procesos históricos resultan de los oscuros instintos del pueblo. En sus matanzas, los hombres no hacen más que obedecer a esa «ley elemental, zoológica, a la que obedecen las abejas exterminándose entre sí en otoño» (Tolstoi). Este fatalismo queda matizado, empero, por su confianza en el valor espiritual y moral del pueblo. Precisamente uno de los protagonistas de la novela, Bezukhov, aprende a amar la vida gracias a un campesino. Algunos años más tarde, el suicidio de una vecina le inspira una segunda obra maestra, Ana Karenina (1873-1877), tragedia de una mujer a la qúe el adulterio, en una sociedad hipócrita, empuja al suicidio. El carácter devorador del amor descrito en la obra se destaca sobre un escenario de fondo: la vida de la Rusia a principios de los años setenta del siglo pasado.

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