Naturaleza y cultura

EL ANIMAL SOCIAL

Una visión bastante simplista de los hechos humanos consiste en contraponer el estado de naturaleza al estado de vida en sociedad. Los autores de los siglos XVII y XVIII abundaron en este tema. La teoría del «buen salvaje», el «derecho natural», son ideas que ningún antropólogo podría aceptar ahora. Véase, por ejemplo, la argumentación de Diderot en el Suplemento al viaje de Bougainville, diálogo sobre el estado natural (escrito en 1733 y publicado en 1796, doce años después de la muerte de Diderot). El capellán de la expedición imaginada por Diderot es huésped, en Tahití, del aborigen Orón, quien, después de cenar, le pregunta con qué mujer quiere pasar la noche: ¿la propia esposa de Orou o alguna de sus tres hijas? El religioso, ofuscado, invoca «su religión, su estado, las buenas costumbres y la honestidad». Después, termina por aceptar en su lecho a la hija menor de Orou, Thia, sin dejar de repetir: «¡Mi religión! ¡Mi estado!». Tras esta forzada noche de amor, el capellán se ve obligado a responder a Orou, que le pregunta, con la mayor inocencia, qué religión es ésta que se opone a la realización de actos tan naturales como el acto del amor, Diderot, tiene así ocasión para establecer un paralelo entre una regla social (la institución del matrimonio) y lo que considera una regla de naturaleza (la unión libre, el deseo de maternidad en las mujeres).

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