Neoclasicismo y neogótico

Vuelta a la arquitectura clásica

Históricamente, la arquitectura neoclásica surge a mediados del s. XVIII y se prolonga durante todo el XIX y principios del XX. En el último período se combina con otros componentes, el neogótico entre ellos, para constituir el «eclecticismo», de moda durante el Segundo Imperio. Como reacción contra el rococó de principios del s. XVIII, con su deseo de movimiento, curvas complicadas, exuberancia decorativa, y bajo el influjo de la Antigüedad, los artistas vuelven a una arquitectura más sencilla, pero también más monumental, inspirada estrictamente en los órdenes griegos. Junto con Italia, Gran Bretaña, por su admiración hacia el arquitecto del s. XVI, Palladio, desempeña una función importante en la definición del nuevo estilo. El neoclasicismo, por su necesidad de armonía y por el respeto a las proporciones, adopta también las teorías del «Bello ideal» formuladas durante el Renacimiento y adoptadas de nuevo en el s. XVII. Además, con el desarrollo de las Academias encuentra una ayuda perfecta, tanto para la formación de artistas jóvenes como para la difusión de las ideas.

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