Todos los medios son buenos para comunicarse

Las danzas parlantes de las abejas

Todo el mundo conoce la armonía que reina en una ciudad de abejas, donde la unidad de la sociedad se mantiene a través de lo que podemos considerar como una especie de lenguaje. Entre los animales no existe un lenguaje fónico como en el hombre, pues afecta al tacto, a la vista y al olfato; las «palabras» son movimientos rítmicos y olores. El lenguaje de las abejas permite transmitir a sus congéneres el conocimiento de hechos extremadamente complejos. Estos insectos liban el néctar y el polen sobre las flores para abastecer a la colonia: a su vuelta, indican a las demás dónde han encontrado la fuente de alimento, a qué distancia y en qué dirección. El olor específico de la flor visitada, que se adhiere al cuerpo de la libadora, muestra el olor que deben buscar. La abeja recolectora transmite las informaciones gracias a una danza, cuyo grado de dinamismo indica la rentabilidad de la fuente alimenticia descubierta. Se pueden observar todos los matices, desde el más leve esbozo de giro, apenas perceptible, hasta bailes frenéticos que duran varios minutos.

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