Una larga historia

El fuego y la fuerza animal

El dominio por parte del hombre de una energía no producida por sus músculos se remonta a decenas de miles de años. Es, en principio, la utilización del fuego la que aporta el calor necesario para la cocción de los alimentos, para el endurecimiento de las puntas de las armas, para la alfarería, para la naciente metalurgia. Viene luego la domesticación de la fuerza animal que proporciona una acrecentada capacidad de trabajo para el transporte, la agricultura, la artesanía. El primer arado, por ejemplo, era un tosco tronco de árbol, tirado, al principio, por hombres. Hasta la Edad del Bronce no utilizaron los hombres la fuerza del buey para tirar del arado. Así, el animal fue la primera «máquina» manejada por el hombre. Ya en esas remotas épocas, éste utiliza las dos grandes formas de la energía: el calor y el trabajo, que se define como una energía mecánica capaz de mover los objetos.

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